La ‘A’ de presidenta se quedó en el discurso

r4
r4
6 Min Read

Columna Olor A Dinero

Feliciano J. Espriella

La ‘A’ de presidenta se quedó en el discurso

Viernes 28 de marzo de 2025

El discurso de Claudia Sheinbaum al asumir la presidencia subrayó la importancia  de la inclusión femenina en la política. Sin embargo, la reciente votación en la Cámara de Diputados, encabezada por Morena, traicionó ese mensaje al proteger a un presunto agresor en lugar de respaldar a las mujeres.

Al asumir el cargo para dirigir los destinos del país, Claudia Sheinbaum pidió en su discurso de investidura que la llamen presidenta, con A al final, porque, según dijo, “sólo lo que se nombra existe”. Más adelante, agregó textualmente: “Por primera vez, no en 200 años, por lo menos en 503 años, no había habido una mujer presidenta de México. Y como siempre decimos, no llego sola, llegamos todas las mujeres de México”.

Sin embargo, las y, sobre todo, los diputados de Morena en la Cámara de Diputados hicieron caso omiso de su mensaje. Con su voto, le abollaron el discurso feminista que ha querido imprimirle a su gobierno al proteger a Cuauhtémoc Blanco, un impresentable más de la fauna política que ha recolectado el partido en el poder. Lejos de dignificarlos, su militancia en Morena los hunde aún más.

Lo paradójico es que el desafuero del exgobernador de Morelos representaba una oportunidad inmejorable para demostrar que en México ha comenzado, en serio, la reivindicación de los derechos de las mujeres. Los legisladores pudieron enviar un mensaje claro de que, por encima de intereses partidistas, la protección de las víctimas es una prioridad nacional. Pero no lo hicieron.

Recurriendo al argot deportivo y a la jerga de los narradores de fútbol, podríamos decir que Morena tuvo la portería vacía y el portero vencido, pero aun así, mandó el balón a la tribuna.

Al no tomar una postura firme desde el inicio, Morena desperdició la oportunidad de demostrar su compromiso con la lucha contra la corrupción y la defensa de los derechos de las mujeres. También perdió la ocasión de alinearse con una posible directriz presidencial y de fortalecer la credibilidad de su discurso. Pero prefirió otra ruta: arriesgar el capital político de Sheinbaum para proteger a un truhan.

Un golpe a la narrativa presidencial y una traición a la causa que dicen defender.

El resultado de la votación del martes no solo es un escándalo político, sino una agresión directa contra las mujeres. Es una contradicción flagrante que, mientras el sistema de prisión preventiva permite encarcelar a cualquier persona en tanto se determina su responsabilidad, en este caso se haya ignorado el testimonio de la mujer que denunció haber sido agredida por un legislador. Si su testimonio hubiera sido tomado en cuenta con el peso que merece, el legislador habría perdido el fuero de inmediato, permitiendo así que la autoridad judicial lo investigara sin trabas.

Pero en lugar de priorizar la justicia, la mayoría morenista—encabezada en su mayoría por mujeres—se alineó con el PRI para proteger a Cuauhtémoc Blanco. Lo acompañaron hasta la tribuna de San Lázaro y, en un acto grotesco, le gritaron a coro: “No estás solo”. Una escena vergonzosa donde la solidaridad con las víctimas brilló por su ausencia y la perspectiva de género fue pisoteada con júbilo.

Para rematar, Blanco tomó la tribuna de manera inopinada, sin objeciones de su bancada, y pidió que confiaran en él porque “tiene valores”. Un ex deportista caído en desgracia, convertido en político corrupto, pretendiendo que su sola palabra es suficiente para disipar acusaciones.

Por otro lado, la presidenta se metió en un laberinto del que difícilmente saldrá bien librada. En lugar de solidarizarse con la presunta víctima, sorprendió al señalar que las acusaciones deben hacerse con pruebas. Ciertamente, el debido proceso es fundamental, pero su declaración pareció más un intento de matizar la situación que un respaldo contundente a la causa de las mujeres. Así, su tan defendida A de presidenta quedó reducida a un mero artificio retórico.

Este affaire no solo exhibe la fractura dentro de Morena y las alianzas pragmáticas con el PRI, sino que también evidencia la falta de integridad en el proceso de desafuero y deja mal parada a la presidenta ante las mujeres del país.

Cuando llegó el momento de demostrar que llegamos todas, quedó claro que, para muchos, esa consigna es solo una frase bonita en un discurso.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Twitter: @fjespriella

Correo: felicianoespriella@gmail.com

Share This Article
Leave a comment