Qué bueno que los desterraron; ojalá pronto sean 100 más

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Columna Mensajes

Gilberto Armenta Reyes

Qué bueno que los desterraron; ojalá pronto sean 100 más.

Domingo 2 de marzo de  2025

No importa el contexto de la masiva extradición de criminales a Estados Unidos. No “liase” si fue por presión de su presidente Donald Trump a Claudia Sheinbaum, ejecutiva federal mexicana, o si la amenaza de los aranceles intervino.

Qué importa si el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Omar García Harfuch se brincó las trancas o no; o si el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero obedeció más al titular de Economía, Marcelo Ebrard que al coordinador de MORENA en el Senado de la República, Adán Augusto López.

Qué nadie se fije si los jueces “los querían liberar”, o si las extradiciones se retrasaron por múltiples amparos. ¡Vaya, hasta se andan peleando entre sí diciendo que fue un destierro y no extradición! Somos muy simplones a veces.

Aquí lo importantes es:

1- Los criminales “narcos” y jefes de sicarios ya saben que no habrá protección para ellos en las cárceles; criminales detenidos o libres, terminarán con los “gringos”.

2- Que nadie tema una invasión norteamericana, o una intervención a nuestra soberanía nacional. El crimen organizado en México ya no es una cuestión de Estado, sino de absoluta seguridad nacional, y para garantizar esta seguridad, se debe cooperar y permitir la cooperación internacional.

3- Los capos, de todos los niveles operan impunemente desde las cárceles mexicanas. Ya en prisiones de Estados Unidos, esa acción criminal será, si no contenida en absoluto, sí sumamente limitada.

4- Los sicarios, los capos, los delincuentes, son cobardes; están acostumbrados a matar por la espalda: Conforme a los vayan enfrentando a un ambiente del que no tienen control, y conforme los pongan de frente a la pena de muerte como castigo, se les van a caer los pantalones, y ese efecto de terror, les llegará a México.

5- Las mafias existirán siempre. El narcotráfico será, para infortunio de todos, un redituable negocio transgeneracional, que igual sufren todos los países. El problema es que en México estos delincuentes tomaron el control del Estado, controlando, incluso elecciones, no digamos ya solo territorios. Es urgente que el Estado retome su condición absoluta de gobernabilidad, junto con su capacidad de mantener a raya, contenida, a la delincuencia organizada.

Fueron 29 criminales extraditados esta vez. En caridad de Dios, yo espero que muy pronto estemos hablando de 50 y hasta de 100 delincuentes entregados a Estados Unidos, desterrados, todos en calidad de anatemas.

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