Columnas Olor a Dinero
Feliciano J. Espriella
Expectativas políticas 2025
Martes 7 de enero de 2025
Plantee en la entrega de ayer que en el ámbito económico la incertidumbre es el factor predominante, pero como coloquialmente decimos en México, el relativo a las expectativas políticas “no canta mal las rancheras”.
Las expectativas políticas para México en 2025 están marcadas por una serie de variables que determinarán el rumbo del país en los próximos meses. Sin duda alguna, la mayor es la relativa a la consolidación en la primera magistratura de la presidenta de la República, lo cual al parecer paulatinamente se viene dando, aunque no faltan quienes todavía insisten que AMLO tras bambalinas dirige el rumo de la nación.
De cualquier manera, la transición presidencial fue hacia Claudia Sheinbaum, líder de facto de Morena y naturalmente la continuidad de las políticas de la Cuarta Transformación, con énfasis en programas sociales, inversión pública en infraestructura y mayor centralización del poder en el Ejecutivo.
En contraste, sí ocurrió un cambio político significativo. El nuevo liderazgo enfrentará retos para estabilizar las finanzas públicas, combatir la polarización social y reconstruir instituciones clave. Sin embargo, esto podría intensificar las tensiones con sectores empresariales y académicos si las políticas no evolucionan para fomentar confianza y crecimiento económico.
El próximo jueves cumplirá Sheinbaum sus primeros cien días de gobierno y el sábado los celebrará con una concentración en El Zócalo de la CDMX en la que expondrá lo realizado en ese lapso. Hay cuatro temas torales que deberá enfrentar con éxito la presidenta si no quiere perder el rumbo:
1. Reformas estructurales pendientes
Las reformas en temas como energía, justicia, y el sistema educativo continuarán siendo objeto de debate. La reciente implementación de la Nueva Escuela Mexicana y los cambios en la política energética probablemente sigan polarizando a los actores políticos y a la ciudadanía.
La presión internacional por la transición energética, derivada del T-MEC y los compromisos climáticos, será un reto para mantener los equilibrios internos y externos.
Y a lo anterior todavía habrá que agregarle la Reforma Política en la que tendrá que negociar con sus aliados y hacerles concesiones si es que la quiere sacar adelante.
2. Polarización política y nuevos liderazgos
Morena sigue siendo la fuerza dominante, pero el desempeño del partido dependerá de cómo administre la fragmentación interna tras el proceso electoral. Por otro lado, la oposición, encabezada por el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano (MC), buscará consolidarse como contrapeso efectivo, aunque enfrenta retos para conectar con un electorado desencantado, pues a raíz del proceso electoral quedaron sumamente debilitados y sus liderazgos no logran convencer ni al interior de sus propios partidos.
La polarización social se mantiene, con discursos que profundizan las divisiones entre clases sociales, regiones del país e ideologías políticas.
Y por otra parte, las posibilidades de surgimiento de dos nuevas fuerzas políticas que pudieran lograr su registro como partido no generan ningún atractivo. Por un lado, Xóchitl Gálvez y Guadalupe Acosta Naranjo manifiestan su intención de unirse para crear un “partido ciudadano”, pero solventado con cualquier cantidad de grillos e impresentables que de entrada lo descalifican para llegar algún día a ser competitivos.
El otro partido en ciernes sería de ultraderecha, creado y dirigido por Eduardo Verástegui cuyos logros en la política han sido tan mediocres como los alcanzados en su carrera como actor, y en el poco, aunque probable caso de que lograra concretarse, lo que pudiera penetrar entre el electorado, sería en detrimento del PAN y Movimiento Ciudadano.
Empero, en mi opinión la verdadera oposición para Morena la veremos dentro de sus propias filas. El reciente zipizape político entre Adán Augusto López y Ricardo Monreal que amenazaba con escalar si no hubiera sido detenido de tajo por la presidenta, me parece que es el preludio de muchos otros que empezaremos a ver en el futuro inmediato y que a la postre podrían convertirse en el Waterloo del partido en el poder.
La doctora Sheinbaum tendrá que aprender a tejer muy fino y dirigir con mano pesada si no quiere que durante su sexenio se empiece a descarrilar el tren que durante varios lustros construyó López Obrador. Hay muchos tiburones y con mucha hambre dentro del partido en el poder.
3. Seguridad y justicia
La violencia y el crimen organizado siguen siendo prioridades críticas. El nuevo gobierno deberá equilibrar el uso de la Guardia Nacional con estrategias de desarrollo social y fortalecimiento de policías estatales y municipales. Sin avances visibles, la percepción de inseguridad podría debilitar la legitimidad del Ejecutivo.
4. Relaciones internacionales
La relación con Estados Unidos será clave en el ámbito comercial y migratorio. La presión del T-MEC en sectores como energía, tecnología y medio ambiente exigirá negociaciones hábiles. Además, México seguirá siendo un actor importante en la crisis migratoria regional, lo que implicará cooperación y tensiones con Washington.
En resumen, el panorama político de México en 2025 estará condicionado por la capacidad del gobierno para responder a los desafíos económicos y sociales, mantener estabilidad en las relaciones internacionales y reducir la inseguridad. La percepción pública dependerá de los avances en estas áreas, mientras que la oposición deberá definir una agenda clara para fortalecerse como alternativa real.
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.
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