Diego, de 11 años, era un niño que jugaba dodgeball y había ganado un concurso de dibujo con temáticas de paz.
Tomado de Proceso
Por Jaime Luis Brito
Jueves 5 de diciembre de 2024
YAUTEPEC, Mor. (apro).- Diego, de 11 años de edad, caminaba con su madre y una prima el pasado lunes al mediodía en el Paseo Tlahuica -la principal avenida del municipio-, momento en que fue alcanzado por una bala disparada por un par de hombres que viajaban en una motocicleta y que atentaron contra el dueño de un bar ubicado en la zona. Tanto el niño como el adulto murieron.
Diego era un niño que jugaba dodgeball, un deporte en el que dos equipos compiten para eliminar a los jugadores del equipo contrario golpeándolos con pelotas. Además, gustaba de dibujar. De hecho, había ganado un concurso dibujando con temáticas de paz en la primaria Miguel Hidalgo, de la cual era alumno.
El niño caminaba con su mamá y su prima en camino a comprar tortillas, cuando dos hombres en una motocicleta dispararon contra el dueño de un bar, un hombre que murió en el momento. Los agresores se alejaron del lugar. Sin embargo, una de las balas impacto a Diego, quien cayó frente a su familia. Aunque llamaron de inmediato a los servicios de emergencia, el menor murió unos minutos después.
Este miércoles 4 fue el funeral del menor, acto que se convirtió en una protesta municipal contra la violencia y la inseguridad. Primero, el cuerpo del menor fue llevado a la escuela en la que cursaba el sexto grado. Ahí recibió un homenaje de sus compañeros, quienes lamentaron su deceso. Luego, padres de familia, alumnos y habitantes de Yautepec avanzaron hacia el centro del municipio.
Llegaron al zócalo, bajaron el atad blanco de la carroza y la familia subió al quiosco. Desde ahí demandaron justicia para Diego. Arturo Morales, padre del menor, llorando, hizo un reclamo velado a Dios por su pérdida, aunque luego recompuso y dijo a los padres presentes: “si tu hijo tiene dinero y no hace nada, no mames, de dónde saca el dinero, habla con él, regáñalo, no mames, anda metido”.
Con enorme dolor, pidió a la gente hacerse responsable. Y luego pasó a la indignación. “La verdad sabemos quiénes son estos hijos de la chingada, y la verdad yo quisiera que les partieran su madre. De que lloren en mi casa a que lloren en la de ellos…”, dijo, mientras algún familiar intentaba calmarlo.
Aseguró que todo mundo en Yautepec sabe que los taxistas tienen que pagar mil pesos al mes para poder trabajar, como derecho de piso. Luego continuó el funeral.
La gobernadora Margarita González Saravia aseguró a los medios que se están reforzando las medidas de seguridad en la entidad. Mientras que el fiscal Uriel Carmona recibió a los padres del menor y les informó que se está integrando la carpeta de investigación para identificar y detener a los agresores.
El sábado pasado un grupo armado arribó a las instalaciones de una bodega de autopartes, presumiblemente robadas, ubicada en el municipio de Jiutepec, y abrió fuego indiscriminadamente contra los ocupantes del predio que también era utilizado para consumo de sustancias. En el lugar murieron nueve personas, además de dos heridos. Según los vecinos el lugar era conocido como “El Picadero”, pues era utilizado para el consumo de drogas.