Columna Mensajes
Gilberto Armenta Reyes
Grave, desorientar sobre el tema de la violencia
Domingo 22 de septiembre de 2024
Lo que ha pasado en Cajeme es sumamente grave, tanto como lo que ha pasado en la región del desierto de Altar, en Magdalena, en Nogales, Empalme, Guaymas y otros municipios. Tan grave como lo que pasa en Sinaloa, Tamaulipas, Nuevo León, Baja California. Chihuahua y muchos estados de centro de México. El crimen organizado está apoderado del país, y eso es imposible maquillarlo u ocultarlo.
Pero remitámonos a Sonora, para analizar lo que no debe ocurrir.
Sin duda, los cajemenses tienen derecho a levantar la voz, y a exigirle al gobierno que actúe, y que no permita que Ciudad Obregón se convierta, en otro Culiacan, ni Sonora en otro Sinaloa.
Pero, lo que no es permisible es la politización del tema y tampoco es válido que ciertos medios de comunicación, aprovechen esta inquietante situación para sacarle raja personal al tema.
Menos permisible es que varios periodistas se atrevan a pensar que, amparados en el derecho a la libertad de expresión, pretendan retar a las autoridades de cualquiera de los 3 niveles, no a rodearse del “fandom” de sus cuentas, para intentar exhibir un apoyo en redes sociales a sus reclamos sin sentido.
La incertidumbre que vivieron en Cajeme se merece más que eso; el peligro en el que podemos estar todos en Sonora, no debe estar amparado en “medios de imaginación”, que tienen el descaro de comparar el riesgo que vivían los sonorenses que “pecho a tierra” buscaban ponerse a salvo, con una ley de protección animal que quieren mantener como bandera informativa.
¿Deberán salir a dar declaraciones las autoridades? ¡Claro; y lo harán! ¿Debe usted exigirles que lo hagan? ¡Si, usted, ciudadano! Pero, que lo hagan periodistas que están al acecho de cualquiera situación de riesgo en Sonora, para verter sobre esas autoridades sus egos frustrados, no.
¿Tienen derecho los medios de comunicación a establecer un rigor periodístico, para desde ahí exigir respuestas a las autoridades? ¡Sí! Aquellos que no han hecho de las “fakenews” sus fuentes de información; aquellos que no han utilizado datos de cuentas anónimas en las redes sociales para redactar sus propios contenidos; aquellos que no han convertido en “periodistas” a “influencers” que luego resultaron estar al servicio de los grupos delincuenciales.
Esos medios de comunicación sí tienen la voz completa. Los otros, los que sólo ven la oportunidad de servir a ocultos grupos de poder político, no. Esos definitivamente, no.
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