A cada santo le llega su capillita

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Columna Olor a Dinero

Feliciano J. Espriella

A cada santo le llega su capillita

Miércoles 11 de septiembre de 2024

Y el mayor pillo que haya dirigido un partido político en este país, Alejandro Moreno Cárdenas, más conocido por el alias de “Alito”, no fue la excepción. El día de ayer, el Instituto Nacional Electoral (INE) le tumbó su farsa para reelegirse como dirigente eterno del PRI ¡ENHORABUENA!

Con tres votos en contra y dos votos a favor, la Comisión del INE negó validar la reforma a los estatutos del partido tricolor, entre otros temas, porque ésta se llevó a cabo el pasado 7 de julio, cuando aún no concluía la calificación de la elección presidencial.

Al rechazar las reformas a los estatutos del PRI, la Comisión del INE también dio un revés a la reelección de Alejandro Moreno, quien impulsó estas modificaciones a las reglas internas de su partido para permanecer en su cargo hasta 2028, con opción de reelegirse otra vez hasta 2032.

De confirmarse la decisión por el Consejo General del organismo y ratificarse por sentencia judicial, el proceso de reelección podría quedar invalidado. Los consejeros devolvieron el proyecto, que venía en sentido de validar los cambios estatutarios, para presentarlo con cambios al Consejo General del INE.

Seguramente el tal Alito, quién por otra parte es un costal de mañas y trucos con los que acostumbra generalmente salirse con la suya no se va a quedar cruzado de brazos e intentará revertir mediante impugnaciones la decisión. Sin embargo, aunque es indudable que cuenta con un caudal de testaferros que se echan en cuanto les truena los dedos, tiene al mismo tiempo una buena cantidad de enemigos poderosos que no se tentarán el corazón para hacerlo pedazos si lo encuentran mal parado.

Tiene una gran ventaja en el sentido de que son gente que el puso y podría decirse que hasta incondicionales suyos la gran mayoría de los miembros del Consejo Político Nacional y los comités directivos de los estados. Pero, como se está viendo en el caso de los Senadores que discuten la reforma judicial, la lealtad entre políticos es mucho más frágil que el pragmatismo. Los políticos leales lo son mientras les es redituable.

Y en el caso del tal Alito, si quiere retomar el rumbo que ya sentía ganado y que me parece que lo encaminaba a buscar la candidatura a la presidencia de la República en 2030, tendrá que reponer todo el proceso, empezando desde la reforma a los estatutos que le permitan volver a ostentar la presidencia y luego reelegirse.

Ya lo hizo en una ocasión, es verdad. Pero esta vez no tendrá en la mano la batuta para dirigir la orquesta y nadie le podrá asegurar que sus músicos, ya no teniéndolo como director, no prefieran tocar otras melodías.

En este mismo espacio, en una columna titulada ¿Empuja Beltrones a Alito hacia un “lawfare”? publicada el pasado 11 de septiembre, me referí a la posibilidad de que sucediera lo que parece que finalmente acontecerá. Lo hice relacionándolo con lo que a mi parecer fue un extraño comportamiento en las filas del partido del senador Beltrones, quién en lo que podría parecer un acto de suicidio político, tácitamente obligó al próximamente defenestrado de la cúpula priísta a echarlo de la bancada. Transcribo a continuación algunos textos de dicha columna:

“De hecho, mediante un acto de provocación abierto y retador, MFB logró que el ingenuo Alito (quien a pesar de su rapacidad y alto grado de envilecimiento ralla en lo que la mismísima Lady X calificaría como pendejez) cayó en el garlito, se dejó llevar por la soberbia y puso al político sonorense en el listado de víctimas del dictador.

“Por otra parte, está pendiente todavía la resolución a la demanda que el 11 de julio interpusieron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) varios priístas para pedir la anulación de la Asamblea en la que se reformaron los estatutos que permitieron la reelección de Alito.

“Yo pregunto, ¿qué pasaría si el Tribunal falla a favor de los demandantes y anula dicha Asamblea?

Me respondo: la reelección de Alito se anularía, se tendrían que designar presidente y secretario general sustitutos y se les encomendaría convocar a elecciones en un plazo que podría oscilar entre 6 meses y un año, tiempo suficiente para que Beltrones y compañía, quienes aún tienen mucha ascendencia entre la militancia, desarticulen la red de poder que tejió Alito, quien, sin el cetro en la mano, estaría a merced de la furia de los miles de enemigos que creó durante su reinado.

“Ante este hipotético escenario, la pregunta es: ¿Tenemos un lawfare en ciernes?”

Tal vez no andaba muy errado. Pronto lo sabremos:

Si no leyó en su oportunidad dicha entrega y ahora quisiera hacerlo, la encuentra en la siguiente dirección URL:

https://oloradinero.com/vernoticias2.php?artid=61324&cat=66

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Twitter: @fjespriella

Correo: felicianoespriella@gmail.com

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