El sexto y último informe presidencial “de siempre”

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Columna Haz y Envés

Armando Fava Ruelas

El sexto y último informe presidencial “de siempre”

Martes 3 de septiembre de 2024

Ayer se cumplieron tres meses desde el triunfo en las urnas de Claudia Sheinbaum Pardo, que la puso en la ruta de asumir la investidura presidencial de nuestro país, el próximo 1 de octubre. Será la primera mujer en lograrlo en México en 203 años como nación independiente.

Sin embargo, poco o nada se le ha permitido aparecer o conducirse por sí sola, salvo por las conferencias en las que ha dado a conocer los nombramientos de quienes integrarán su gabinete. Por cierto, en su mayoría, los cargos clave NO han recaído  en cuadros afines por completo a ella, sino al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Es claro que para AMLO su figura no debe menguar ni ser opacada un ápice por la próxima titular del Ejecutivo Federal y curiosamente, en los recorridos en los que ella lo ha acompañado, le ha endosado todas y cada una de la mentadas “asignaturas pendientes”, que no son otra cosa que promesas incumplidas, por cierto, en todos los renglones.

Y recalca López Obrador, a cada paso, en cada gira, que ella deberá seguir al pie de la letra con los proyectos y planes inconclusos; es decir, diluye astutamente su responsabilidad y le va dejando todo el paquete a su sucesora, quien asumirá el cargo rodeada de los incondicionales del  presidente o, mejor dicho, con  candados por todos lados. 

Desde épocas lejanas hasta el pasado reciente, todos los mandatarios se hacían a un lado en el momento del destape de “El Candidato”; más aún, después del triunfo electoral de éste y ni se diga cuando ya recibía su constancia como Presidente Electo. Entonces se volvía todavía más discreta la presencia del ejecutivo saliente, ambos del mismo partido, así como hoy lo son AMLO y Sheinbaum. Los espacios y los reflectores eran para quien llegaba, no para el que se iba.

López Obrador ha olvidado que en 2018, Enrique Peña Nieto, pese a ser de un partido distinto al suyo, se hizo a un lado y le dejó los todo el escenario a él, incluso se dio el lujo AMLO, entre otras cosas, de adelantar el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) cuando todavía no era presidente en funciones. Él “daba la nota” a diario y nadie le estorbó.

Pero aquí las cosas han sido distintas, por decir lo menos. AMLO no ha cedido un centímetro de ese enorme poder e influencia que tienen los presidentes en funciones y los electos de cualquier país.

Claudia Sheinbaum no necesita que López Obrador la presente en sociedad. Ya en las urnas, los mexicanos se decidieron por ella, y como Presidenta Electa, le corresponde realizar otras tareas sumamente delicadas, habida cuenta el estado de cosas en que recibirá la administración pública federal. No decimos que no lo esté haciendo, de ninguna manera.

Solo apuntamos que los mexicanos quieren saber, conocer, de manera directa, personal, las ideas, los planes, de quien ya es el perfil más importante de los próximos seis años en la vida política de México y no solo verla obligada a replicar o solidarizarse con lo que se dicta desde Palacio Nacional.

Mal mensaje y de pésimo augurio que López Obrador en estos tres meses pasados y encima todo septiembre, le siga coartando a Claudia Sheinbaum la libertad de ser la Presidenta Electa de México en toda la extensión de la palabra.

En eso, hay una diferencia abismal entre AMLO y  los ex mandatarios mexicanos anteriores, a excepción de Carlos Salinas de Gortari, quien soñó con un proyecto transexenal de su gobierno y ya vimos lo que le sucedió.

En lo que sí es idéntico López Obrador a sus antecesores es que en su sexto y último informe de trabajo, si bien contiene algunos logros importantes, abundan  datos tan poco creíbles que no tiene siquiera objeto enumerarlos y que más que otra cosa, parecen un compendio de buenos deseos sin realizar y, por otro lado, está plagado de consignas político-partidistas que en nada contribuyen a generar un clima de concordia y paz social entre los mexicanos.

En el fondo, todos los expresidentes mexicanos incluido este último, han rendido el mismo sexto y último informe; han hecho cuentas alegres y al final, sostienen que hicieron mucho por México; pero, la realidad es que todos nos han quedado a deber. 

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