Como los orates, Trump tampoco come lumbre

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Columna Olor A Dinero

Feliciano J. Espriella

Como los orates, Trump tampoco come lumbre

Martes 27 de agosto de 2024

En esta entrega, para cabecearla aludo a un conocido refrán que dice: “No hay loco que coma lumbre”, porque como consecuencia de la columna que publiqué ayer, en la que me refiero a que en estos momentos la situación económica, política y geopolítica de Estados Unidos, lo colocan en una situación de vulnerabilidad que si bien no le impide por completo tener fuertes desacuerdos con México, sí le es recomendable guardar mesura en las relaciones.

La columna la titulé: “El horno del ‘Tío Sam’ ya no está para bollos”. Si alguien no la leyó y quisiera hacerlo, la encuentran en la siguiente dirección URL: https://oloradinero.com/vernoticias2.php?artid=61354&cat=66

El texto en el que ayer desarrollé la columna suscitó algunas reacciones. Tuve un par de felicitaciones y varias opiniones en contra de lectores que no concuerdan con mi escrito y estiman que pudieran originarse consecuencias muy negativas en las relaciones bilaterales como consecuencia de la Reforma Judicial, lo cual respeto y entiendo.

Pero lo que más me llamó la atención y es el motivo del enfoque de hoy a la columna, es que para varias personas, la eventual llegada de Donald Trump a la Casa Blanca podría propiciar desencuentros y fuertes conflictos entre las dos naciones, que intimidarían a la ya para entonces presidenta Claudia Sheinbaum, quién hasta podría verse forzada a dar marcha atrás en algunos apartados de las reformas.

Me parece exagerado, sin sustento, y de alguna manera, producto de deseos ulteriores de muchos compatriotas que desde ya esperan que a la próxima presidenta le vaya mal, como si ellos estuvieran a salvo de los malos resultados de un gobierno fallido.

Los fundamentos para temer el arribo de Trump a la presidencia de Estados Unidos son las propias declaraciones del ahora candidato, pero como lo refiero con el título de esta entrega, Trump, loco o desquiciado para muchos, no come lumbre. Es un político más gritón, más agresivo, rudo, altanero y echón que la mayoría, pero es igual en el sentido de que es uno como candidato y otro diferente como gobernante.

Ya vimos cómo en el 2016 tomó a México y a los mexicanos como sus puerquitos y ya en el gobierno, ni siquiera a Peña Nieto que llegó al colmo de la obsecuencia y condescendencia de otorgarle la condecoración “Águila Azteca” a su yerno Jared Kushner, lo obligó a fuertes concesiones.

Actualmente somos el primer socio comercial de Estados Unidos y cualquier político que altere el buen ritmo de las operaciones México-Unión Americana, se estaría pegando un tiro en el pie. Es verdad que nos provocaría enormes descalabros económicos, pero ellos también experimentarían efectos muy perjudiciales a su economía y a las finanzas personales de las familias.

A ver, que nos impongan aranceles a nuestras exportaciones como amenaza Trump. Los directamente perjudicados serían millones de hogares americanos a los que se les incrementaría los alimentos que llevan a sus mesas, pues la mayoría de nuestros productos del campo, aún y con aranceles, les sería mucho más difícil y complicado sustituirlos por los de otras naciones.

¿Y qué pasaría con las automotrices? Otro de los temas con los que Trump nos quiere asustar con el petate del muerto. Muchas plantas extranjeras resentirían el golpe, pero la mayoría, y particularmente las asiáticas, lo más probable es que hicieran los ajustes necesarios para amortiguar los efectos.

Pero son las americanas las más vulnerables en estos momentos, son las que tienen varios años en declive, y de ser las reinas en el siglo XX y de ostentar las tres primeras posiciones en el ranking de las que más vendían, en la actualidad sólo General Motors aparece en el top 5 en la posición 4, después de Toyota, Volkswagen y Hyundai, en tanto Ford se encuentra en la posición 6 y Chrysler ya no aparece en el top 10.

A manera ilustrativa, mientras Toyota, la reina de las automotrices desde hace varios años produjo en 2023 11.2 millones de unidades, General Motors sólo fabricó 6.3 millones. Y si Donald Trump lograra llevarse las plantas automotrices americanas a Estados Unidos como amenazó en su primer período, según las estimaciones se incrementarían sus costos hasta en 20 por ciento con el consiguiente desplome en las ventas. La quiebra sería inminente y en pocos años.

Y adicionalmente, México podría tener un as bajo la manga y revertir en poco tiempo los estragos económicos de un distanciamiento (un rompimiento total es imposible) entre las relaciones comerciales con nuestro vecino incómodo del norte: ingresar a los “Brics”, un complejo bloque de economías emergentes conformada inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

El pasado 1 de enero un grupo de nuevos países se les integraron. Estos países son Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. De llegar a hacerlo eventualmente México, le daría un golpe tan brutal a la economía de Estados Unidos, que muy probablemente propiciaría que en esta misma década acabara su supremacía económica y la tomara China, lo cual se espera suceda en la segunda mitad de la próxima década.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Twitter: @fjespriella

Correo: felicianoespriella@gmail.com

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