Columna Olor A Dinero
Feliciano J. Espriella
El horno del “Tío Sam” ya no está para bollos
Lunes 25 de agosto de 2024
La semana pasada el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, hizo unas declaraciones públicas a las que el presidente López Obrador calificó de injerencistas y la intromisión del funcionario la consideró desafortunada e imprudente. Para mi gusto el presidente se quedó muy corto.
Las declaraciones del embajador fueron las siguientes:
“La elección popular de jueces es un gran riesgo para la democracia de México, las elecciones directas también facilitarían que los carteles y otros actores malintencionados se aprovechen de jueces y cualquier reforma constitucional debería tener salvaguardias que aseguren que el poder judicial se fortalezca y no quede sujeto a la corrupción política”.
La respuesta no se hizo esperar, y al día siguiente, durante la mañanera, AMLO dijo al respecto: “¿Y quiénes son ellos para opinar sobre los asuntos de México? No aceptamos qué representantes de gobiernos extranjeros intervengan en asuntos que solo nos corresponde dirimir a los mexicanos”.
Adicionalmente, el gobierno mexicano envió una nota de protesta a Estados Unidos en la que manifiesta que lo dicho por el embajador es una acción inaceptable de injerencia, que contraviene la soberanía de México y no refleja el grado de respeto que caracteriza las relaciones entre los dos países.
Como pasa cada vez que se suscita un desencuentro del gobierno mexicano con cualquier funcionario de la Unión Americana, desde el más modesto al más encumbrado, la chayotecracia y la derecha en pleno empiezan a vislumbrar negros nubarrones en las relaciones entre ambos países y a augurar tropiezos y caídas no sólo en la relación bilateral, sino primordialmente en la economía.
En esta ocasión no fue la excepción y ni tardos ni perezosos, los Joaquines, Pepes, Ciros, Azucenas, Denises, y demás fauna antilopesobradorista, recurrieron al TMEC que habrá de revisarse en dos años, para augurar, interpretando a su antojo y conveniencia las palabras injerencistas del locuaz diplomático, como una fuerte advertencia sobre el futuro de la renovación.
La realidad es que como ha sucedido en otras ocasiones, el alto funcionario americano se fue de la lengua, y también, como ha sucedido anteriormente, no tardó en desdecirse. Casi de inmediato, aclaró que sus preocupaciones expresadas sobre la elección directa de jueces son en espíritu de colaboración. “Como socios, buscamos un diálogo honesto y abierto para seguir con el gran compromiso democrático y económico que hemos alcanzado”, dijo con la cola entre las patas.
Como lo sugiere la cabeza de esta entrega, Estados Unidos en estos momentos no puede darse el lujo de echarse más broncas encima y, mucho menos su gobierno, que busca la continuidad de su partido en el próximo período. Lo peor que lo podría suceder en estos momentos a Kamala Harris, quien depende en buena medida del voto latino y sobre todo el de los mexicanos, es que se suscitara un conflicto con México.
Con la prolongación indefinida de la guerra de Ucrania que cada vez sangra más las finanzas estadounidenses; el conflicto en Medio Oriente que con la abyecta conducción de Benjamín Netanyahu y la amenaza latente de la intervención de Irán, en cualquier momento puede escalar y salirse de control, así como el ridículo que están haciendo en el tema de las elecciones venezolanas, en las cuales, como acostumbran, intentaron meter su cuchara e incitaron a una rebelión cuyo propósito era derrocar a Nicolás Maduro.
Sin embargo, como diría el recordado Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) en su interpretación del Chapulín Colorado, no contaban con su astucia y “la gata le salió respondona”. Para quienes no saben por qué en el caso de Venezuela los gringos de buenas a primeras se dieron cuenta de que calladitos se ven más bonitos, se los platico:
Nicolás Maduro, amenazó el pasado viernes 2 de agosto a Estados Unidos y “sus asociados en el mundo”, con dar los bloques petroleros y gasíferos que operan en el país caribeño a sus aliados del grupo de economías emergentes BRICS si las autoridades de la nación norteamericana “cometen el error de su vida”.
Así de fácil y así de simple, y los gringos callaron como momias. Reitero mi declaración de inicio: en estos momentos, el horno del “Tío Sam” ya no está para bollos
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.
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