Nueva York y Washington. Donald Trump es el primer ex presidente de Estados Unidos en ser declarado un criminal convicto y ahora está en espera de una sentencia que, aunque es poco probable, aún podría convertirlo en el primer ex mandatario encarcelado.
Un jurado en Nueva York declaró culpable a Trump de todos los 34 cargos penales por falsificar documentos contables para encubrir un pago a una estrella de pornografía a cambio de su silencio, durante la recta final de la contienda electoral de 2016, por un presunto encuentro sexual.
El juez Juan Merchan fijó la fecha para emitir su sentencia el 11 de julio, pocos días antes de la Convención Nacional Republicana, en la que se espera que el magnate será nominado candidato presidencial.
Trump enfrenta hasta cuatro años de cárcel por cada cargo criminal (aunque hay un máximo de 20 años en total), pero el juez Merchan tiene absoluta discreción para decidir la sentencia, y expertos legales coinciden en que, por ser delitos no violentos y porque el acusado no tiene antecedentes criminales, es improbable que sea sentenciado a la prisión.
El impartidor de justicia también podría castigar a Trump con multas, libertad condicional o incluso servicio comunitario
. Sea cuál sea la sentencia, será apelada por sus abogados. Sin embargo, el hecho de que el Servicio Secreto de Estados Unidos ahora tiene que prepararse para la posibilidad de protegerlo dentro de un penal marca otro aspecto inusitado en lo que ya es uno de los gobernantes más inusuales en la historia del país.
Tras deliberar dos días después de concluir el juicio de cinco semanas en un tribunal estatal en la ciudad de Nueva York, los 12 integrantes del jurado –cinco mujeres y siete hombres– anunciaron poco antes de las 5 de la tarde de ayer que habían llegado a una decisión (tiene que ser unánime) y el acusado, sus abogados, los fiscales y los periodistas regresaron a la sala para escuchar el veredicto, mientras afuera del edificio de tribunales se fortalecía la seguridad y sobrevolaban helicópteros de la policía.
Trump reflejaba la ira en su rostro, y como ha hecho repetidamente, estalló al salir declarando que todo el proceso era una desgracia
y acusó al juez, otra vez, de ser un corrupto
.
Soy un hombre muy inocente
, manifestó el delincuente convicto ante los medios, y reiteró su acusación de que todo era una juicio político orquestado por el gobierno de Joe Biden para descarrilar su candidatura, y enfatizó: el veredicto real será el del pueblo el 5 de noviembre (día de las elecciones), y ellos saben lo que ocurrió aquí
.
El gobierno de Biden parece estar de acuerdo con el último punto. Nadie está por encima de la ley
, declaró Michael Tyler, el director de comunicaciones de la campaña de Biden. Pero advirtió que aún hay sola una manera para mantener a Donald Trump fuera de la Oficina Ovalada: las urnas
en noviembre.
Nada escrito en la Constitución
Y es que no hay nada bajo la ley o la Constitución que impida que un criminal convicto busque llegar a la presidencia y, si gana, que pueda gobernar. Tampoco especifica si, en la remota posibilidad de que sea encarcelado, pueda ser presidente desde una celda. No hay precedentes. Pero aunque será sentenciado antes de las elecciones, se supone que toda condena será postergada mientras apela su juicio.
El ex presidente enfrenta otros tres juicios pendientes, dos de ellos en torno a sus esfuerzos para revertir el triunfo de Biden en 2020 y el otro sobre su manejo ilegal de documentos de seguridad nacional clasificados después de concluir su presidencia.
Los juicios referidos están por ahora demorados en gran medida por las efectivas maniobras legales de sus abogados y todo indica que no culminarán antes de los comicios presidenciales. Dos de esos casos son federales y, por lo tanto, sujetos a ser anulados si Trump gana la presidencia, desde donde podría usar su autoridad para autoindultarse. El tercer proceso, al igual que el que concluyó ahora en Nueva York, son estatales y no están sujetos al Poder Ejecutivo federal.
El jurado, el cual por razones de seguridad ante amenazas de fanáticos del ex presidente fue mantenido en el anonimato durante todo el proceso y que hoy fue escoltado por policías a camionetas para ser transportados a sus casas, evidentemente aceptó el argumento de los fiscales de que Trump violó la ley. Aceptaron que durante la campaña de 2016, el magnate buscó silenciar a Stormy Daniels, entonces estrella porno, para evitar que su afirmación de que había tenido un encuentro sexual con el ahora candidato una década antes, provocara daños a su candidatura.
La campaña de Trump se preocupa aún más por esta posibilidad después de divulgarse una grabación del candidato presumiendo que cuando uno es famoso como él, puedes agarrar a las mujeres por sus coños
con absoluta impunidad. Fue a partir de eso que el entonces abogado personal de Trump y ahora testigo estrella en su contra Michael Cohen arregló un pago de 130 mil dólares a Daniels a cambio de su silencio. Los cargos giraron en torno a cómo Trump rembolsó de esa suma a Cohen y ese monto fue ocultado como pagos de negocio, lo cual es una falsificación de lo que en efecto son gastos de campaña.
Aparentemente, le creyeron más a una estrella de pornografía –quien se presentó como testigo para declarar contra el acusado y, según algunas versiones, usó un chaleco antibalas al llegar ya que ha sido amenazada de muerte por simpatizantes de Trump– que al ex presidente.
Mala fama y votos
Sin embargo, lo que en cualquier otro punto en la historia sería un escándalo que hubiera hundido a un candidato político, Trump ha logrado por ahora –como ha sido en torno a toda una gama de acusaciones contra él y sus cómplices– no sólo mantener su impunidad sino usar estos problemas para beneficiarse, incluyendo recaudar millones para su campaña y pagarle a sus abogados. Al insistir en que los juicios en su contra son nada menos que una cacería de brujas
de la izquierda radical
encabezada por su contrincante Joe Biden, Trump de nuevo declaró ayer que “estoy luchando por nuestro país, por nuestra Constitución…. Lucharemos hasta el final y ganaremos”. Con ello, repitió, como siempre, que es el único que puede salvar a un país que está en declive, amenazado por una invasión
de migrantes indocumentados.
Y millones le creen. Hoy su sitio de Internet para contribuciones a su campaña fue brevemente abrumado por donantes, reportó ABC News. Y ahora que ya no estará obligado a permanecer dentro de un tribunal, ya ha programado una serie de actos para recaudar fondos de ricos.
Sondeos indican que una mayoría de sus bases más firmes no abandonarán al ex presidente por la condena de ayer.