¿Tendrá otra vez el abstencionismo la última palabra?

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Columna Haz y Envés

Armando Fava Ruelas

¿Tendrá otra vez el abstencionismo la última palabra?

Martes 28 de mayo de 2024

Para no salirnos del contexto político de esta última semana de mayo,  apuntaremos algunos aspectos interesantes sobre este proceso electoral, seguramente ya abordados en otros espacios.

Para empezar diremos que, como nunca antes, a nivel nacional y local, los candidatos y dirigentes de los diversos partidos políticos que se enfrentan, han solicitado de la población, acudir a las urnas este próximo 2 de junio, para que  ejerzan su derecho y cumplan con la obligación ciudadana de elegir a sus representantes a los distintos cargos de la estructura legislativa y del poder ejecutivo.

Es decir, se ha generado una corriente muy positiva de concientización de que hay que participar de manera decidida en este proceso y acudir a votar el próximo domingo. Tanto por parte de la oficialidad, como de la oposición, ha habido  reiterados llamados a los ciudadanos a que salgan a votar masivamente.

Esto se debe a que en ambos lados de la contienda existe la certeza de que solo atrayendo a las urnas a los indecisos, se logrará que aquellos que actualmente detentan el poder, puedan legitimarse por seis años más.

Mientras que sus contrarios afirman que, de nueva cuenta la sociedad les otorgará su confianza y podrán recuperar las posiciones perdidas.

Así, tenemos que una buena parte de la sociedad mexicana pondera los logros alcanzados por MORENA mientras que la otra, censura todo lo relacionado con los gobiernos y representantes populares de la llamada Cuarta Transformación.

Es decir, por un lado, desde la oposición se culpa a los simpatizantes de MORENA, tan solo por haber votado por los candidatos de ese partido, de ser los responsables directos de un México sumido en una de las peores crisis en materia de salud, seguridad, educación, alto costo de la vida, pobreza galopante, falta de inversión en infraestructura y demás.

A su vez, los partidarios del oficialismo atacan a quienes no piensan como ellos y les dirigen toda clase de adjetivos, llamándolos por lo menos, conservadores, reaccionarios, traidores a la Patria, defensores y partidarios de la oligarquía y la corrupción. Ambas partes de equivocan.

En primer lugar, se les olvida a los que culpan a quienes votaron por MORENA, que las calamidades que aquejan al país, no surgieron por generación espontánea, y que ellos solo ejercieron su derecho a elegir a quien consideraron los mejores candidatos. Tan solo acudieron a las urnas, pues.

Y por otro lado, los partidarios de MORENA tampoco tienen derecho a juzgar a sus contrarios como quienes están del lado equivocado de la historia por haber elegido a sus candidatos preferidos.

El problema reside en otra parte.

La lista nominal de electores definitiva elaborada por el INE en 2018 la conformaron 89.123,355 millones de personas, de las cuales votaron 56.611,027millones; es decir, no acudieron a las urnas 32.512328 millones de ciudadanos, lo cual evidencia claramente que quienes no salieron a votar aquel 1 de julio son, en todo caso, a quienes se les debe culpar de la actual situación.

Porque ese abstencionismo hizo la diferencia, y por los números que estiman los expertos en sondeos de opinión y demás, las cosas pintan muy similares a las de hace seis años.

Sugieren que habrá gran similitud y otra vez los abstencionistas e indecisos serán los responsables de que continúen las cosas igual o empeoren, o bien, que se consolide un modelo de país en el que creen millones de mexicanos.

Así que, cada uno de nosotros debe contribuir a concientizar a esos ciudadanos a que voten por quienes ellos consideren los mejores, o por aquellos que les ordenen desde las dirigencias de los partidos de sus amores. Pero, que salgan a votar.

Porque no podemos permitir que otra vez, los abstencionistas (o los indecisos) tengan la última palabra.

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