‘El Hijo del Santo’ se retira

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Ciudad de México. Un ring de lucha libre es un lugar donde tradicionalmente existen personajes que espantan desde el nombre. Payasos asesinos, brujas histéricas, monjes y enfermeros dementes que usan traje de pantalones cortos. Muchos ocultan bajo el disfraz su verdadera identidad. El Hijo del Santo utilizó siempre la misma máscara plateada que acompañó a su padre, Rodolfo Guzmán Huerta, hasta el día de su muerte en 1984. Después de 42 años de abarrotar las arenas, la voz del luchador que se convirtió en un ícono de la cultura popular en México se ve alcanzada por los recuerdos de la leyenda.

“He logrado cumplir todas mis metas. Quizás el próximo paso es irme en plenitud, darle una última lucha a la gente que me vio crecer junto a El Santo”, afirma en la presentación de su gira de despedida, recorrido que comienza el 22 de septiembre en la Arena Ciudad de México, para luego seguir por otras partes del país y del mundo. Todo tiene su ciclo. Físicamente me encuentro bien, no me duele nada y sigo ágil, pero no me gustaría extender el adiós. Quiero ir a Japón y abarcar la mayor cantidad de arenas posibles. La lucha libre me lo dio todo, es momento de despedirme.

Nunca del montón

Y así como El Santo decidió alguna vez quién le siguiera en el cuadrilátero, su hijo cree que un tercer enmascarado de plata no puede ser un luchador del montón, aunque existan vínculos familiares. “No sé qué pasará todavía con El Santo Jr. Puede haber sorpresas. Como muchos de ustedes saben, él hizo su debut en 2015, pero tiene otras cosas en mente”, señala sin mencionar siquiera a su sobrino Axel, con quien sostuvo una lucha legal por usar el apelativo de El Nieto del Santo y otros relacionados con el ídolo popular (El Plateado, Sangre de Plata, Silverman, Guerrero de Plata y Caballero de Plata).

“Si alguien tiene el derecho a ser el tercer Santo –declaraba en septiembre de 2004– tiene que ser un hijo mío.”

El dolor de un luchador se manifiesta de distintas formas. El Hijo del Santo lo sabe desde que era pequeño. Si su padre era capaz de enfrentarse no sólo a otros personajes en el cuadrilátero, sino también a momias y mujeres vampiro en las 54 películas que realizó, él quería continuar con ese legado. A ese niño le daría las gracias por ser tan necio, a pesar de tanto dolor, reflexiona.

El gladiador, de 61 años, realizará una gira de despedida, la cual comenzará en la Arena Ciudad de México para después recorrer varios estados y luego ir a Londres y Japón. Foto José Antonio López

Rivalidad inconclusa

Detrás de la tapa más conocida en las plazas de la lucha libre, Jorge Ernesto Guzmán dice tener superpoderes. En más de 60 funciones de campeonato, coleccionó 33 máscaras y la misma cantidad de cabelleras de rivales que lo desafiaron; entre ellos, el legendario Pierroth, Scorpio Jr, La Momia y Silver King. Pero una rivalidad queda todavía inconclusa, ese todo por el todo contra El Hijo del Solitario. El enmascarado de plata está dispuesto a exponer su tapa, pero no con el descendiente de otra leyenda.

Hasta este momento no se dio. Tal vez ambos sabíamos que perdíamos mucho con esa lucha. Arri-ba del ring uno puede estar de hablador, pero cuando bajas, lo piensas mejor, explica. “No sé si apueste directamente mi máscara, pero tenemos la idea de hacer torneos donde no exista tanto riesgo. Algunos preguntan por Blue Demon Jr, pero no hay ninguna relación. No sé qué pueda pasar en el futuro”.

Además de la Arena Ciudad de México, el periplo del adiós seguirá por diferentes estados del país, además de otras fechas en Londres y Japón, si su condición física se lo permite. Subir al ring siempre va a ser un riesgo, pero le pido a Dios que todo nos salga bien, menciona el hombre de 61 años, vestido de traje y corbata como solía hacerlo El Santo fuera de las arenas.

“Mi cabeza siempre ha estado activa. Quiero hacer cosas nuevas para el público. El Hijo del San-to se va a ir de los cuadriláteros, pero no de la vida pública. Este personaje lo voy a seguir llevando fuera de la lucha.”

El gladiador, quien empezó con otros nombres, como El Hombre Rojo y Korak, concluye la ceremonia de despedida con una historia en memoria de su padre. Cuando gané mi primer sueldo, fui a comprarle una videocasetera nueva y le puse mis primeras luchas en el Toreo de Cuatro Caminos. Se sorprendió. Ahora no creo que haya quedado algo pendiente, más que despedirme del público que nos acompañó durante tantos años.

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