Conmemoran el natalicio de Juan Rulfo en Colombia

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Bogotá. Juan Rulfo y su obra cobraron vida a lo largo de un par de entretenidas horas en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de esta capital, donde se conmemoró con un conversatorio el natalicio del gran escritor mexicano, nacido el 16 de mayo de 1917 en San Gabriel, Jalisco.

Rulfo supo retratar a México como García Márquez a Colombia, opinó la embajadora Martha Patricia Ruiz Anchondo en la presentación del acto, realizado en el vital espacio cultural donde opera el Fondo de Cultura Económica (FCE).

La diplomática mexicana señaló que los años que lleva en Colombia le han ofrecido una relectura del mundo garciamarquiano al que se asomó desde su juventud. Antes de entregar la palabra a cuatro especialistas, Ruiz Anchondo sentenció que Rulfo es nuestro Gabo.

Juan Rulfo se popularizó en Colombia a mediados de la década de 1970; su obra se agotaba permanentemente, pues sus libros eran lectura obligada en los colegios del país. En 1979, Rulfo visitó la ciudad de Cali para asistir a un encuentro de escritores, donde el maestro exhibió toda su timidez y su aversión a las multitudes, contó Fabio Jurado Valencia, doctor en literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Según Jurado, la presencia de Rulfo multiplicó en Colombia las ediciones piratas de Pedro Páramo El llano en llamas.

Durante el conversatorio, se puso énfasis en la importancia que tuvieron en México, Argentina y Colombia los títulos de mediados del siglo XX en la formación y promoción de la obra de quienes luego serían las figuras literarias de América Latina.

Faceta epistolar

La publicación de cuentos en la revista Sur de Buenos Aires; el Periódico Literario, en Bogotá, y Pan y América, en la Ciudad de México, según los expositores, fue definitiva en el proceso de madurez de quienes más adelante serían nuestros novelistas más importantes.

Hubo un espacio dedicado a comentar el género epistolar en la obra de Rulfo, recogido en el libro Cartas a Clara, donde, dijo el académico y docente colombiano Orlando Plazas, el escritor mezclaba inflamadas expresiones de amor infinito con sus impresiones de lo que acontecía en el México de la posrevolución, tema del que el autor no podía desprenderse.

A propósito de la relación con la realidad de su país, los panelistas coincidieron en que la obra de Rulfo deja ver con claridad el escepticismo que él experimentaba frente al rumbo que tomaban los acontecimientos a mediados del siglo XX, muy alejados del espíritu que inspiró a Villa en el norte y Zapata en el sur. Al respecto, citaron como emblemáticos los cuentos Nos han dado la tierra, El llano en llamas La noche que lo dejaron solo.

Encuentro con gran convocatoria

Rulfo y Colombia fue el tema que cerró el encuentro, con lleno completo en el espacio de la librería México del FCE. Relataron los expositores que, aparte de la visita realizada a Cali, Rulfo mantuvo relación con el escritor colombiano Álvaro Mutis, encargado, a comienzos de los años 60, de presentarle a Gabriel García Márquez.

Juan Camilo Rincón, escritor, periodista e investigador cultural mexicano, relató que Gabo quedó deslumbrado con la corta obra de Rulfo, hasta el punto de confesar que leía una y otra vez Pedro Páramo. “Muchos consideran que aquella lectura desaforada hizo una especie de clic en García Márquez para que éste empezara la escritura de Cien años de soledad”.

A decir de Salomón Cuenca, licenciado en letras de la UNAM, García Márquez siempre se refirió a Pedro Páramo como una de las novelas más bellas escritas en habla castellana.

Para cerrar el conversatorio, la embajadora, Ruiz Anchondo, reveló que la embajada de México en Colombia patrocina un club de lectura y escritura con los presos políticos de la cárcel La Picota de esta capital, e invitó a los presentes a donar ejemplares para esta iniciativa.

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