Ciudad de México. Siempre vamos a pugnar por la libertad de investigación, pero también por la ciencia y las humanidades para poder cumplir con la justicia social, expuso Claudia Sheinbaum frente a representantes de cuatro decenas de instituciones académicas y académicos e intelectuales.
El escenario fue el Palacio de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde la candidata presidencial presentó el pasado martes las conclusiones de los diálogos en el capítulo de educación, ciencia y tecnología, con un llamado a las comunidades científicas a sumarse a un proyecto de desarrollo nacional, cuya divisa sea la prosperidad compartida.
En una pieza discursiva de remembranzas, Sheinbaum se definió hija del 68 e hizo un repaso de su historia personal, que fue de su participación en el movimiento de rechazados a las acciones de solidaridad con obreros y campesinos; de su trabajo de investigación en el Michoacán rural a su militancia en las filas del Consejo Estudiantil Universitario.
De la lucha del CEU y su desenlace dijo: Ganamos ese diálogo público, con un argumento que vamos a seguir defendiendo desde la Presidencia: la educación es un derecho, no es un privilegio ni una mercancía.
Antes que la candidata, hizo uso de la palabra Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y coordinador del equipo a cargo del programa de gobierno de Sheinbaum.
Absoluta libertad
Una parte de su discurso provocó aplausos en el auditorio: entendemos muy bien la naturaleza crítica de la ciencia, qué bueno que así sea. Entendemos que es natural que surjan tensiones entre la ciencia y el poder, pero estamos listos para sacar provecho al espíritu crítico de la ciencia. Que la ciencia se mantenga crítica y con absoluta libertad, eso es lo que quiere el gobierno de Claudia Sheinbaum, ciencia libre, ciencia crítica, ciencia de calidad, ciencia comprometida fundamentalmente con la verdad.