Observamos las estrellas y los agujeros negros en el espacio para tratar de entender mejor el universo en el que vivimos, dijo Laurent Loinard, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especializado en la formación y juventud de los astros, la química del medio interestelar, y el entorno de los agujeros negros supermasivos.
En entrevista con La Jornada,el científico no dejó de lado que toda ciencia básica de hoy es ciencia aplicada de mañana, y por tanto, lo que aparenta ser la contemplación de los astros para conocer sus características y su comportamiento en la actualidad, en el futuro pueden traducirse en avances que mejoren la vida de las personas.
Hace un par de semanas Loinard fue seleccionado para ser profesor visitante Robert F. Kennedy en el Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, en el periodo escolar que inicia en otoño de 2024. Durante su estancia, que comprende un año a partir de septiembre, además de dar clases a estudiantes, trabajará con colegas de la colaboración del Telescopio del Horizonte de Eventos (Event Horizon Telescope, EHT).
Es un honor ser invitado como profesor en la Universidad de Harvard e impartir cátedra a los estudiantes de astrofísica de esa institución, dijo al conocer la noticia.
Loinard estudió la licenciatura en física y un doctorado en astrofísica por la Universidad Joseph Fourier en Grenoble, Francia, es miembro del consorcio del EHT que publicó las primeras imágenes del agujero negro en el centro de la galaxia M87 en 2019.
Cuando se le pregunta cuál es la relevancia de seguir el rastro de las estrellas, afirma: “observar los astros forma parte de las ciencias básicas, en donde la meta es entender mejor el universo en el que vivimos. Aquí no estamos tratando de desarrollar nuevas tecnologías y aplicaciones con propósitos directos, sino de mejorar el conocimiento del mundo en que vivimos.
A las personas les interesa lo que ocurre en el espacio, recuerdo cuando mostramos la primera imagen de un agujero negro en 2019, la gente me abordaba en la calle y me compartía su interés. Entre jóvenes, niños y estudiantes hay una curiosidad muy primitiva por tratar de entender este universo en el que vivimos.
El científico se distingue por hacer investigación en astrofísica con el uso de radio-interferometría, una técnica que le permite observar los astros celestes no con la luz óptica que los ojos pueden percibir, sino con una radiación electromagnética, y en lugar de usar un solo telescopio, utiliza varios de manera simultánea, ubicados en diferentes partes del mundo. Después, con la información registrada en cada sitio y reunida posteriormente, forma una imagen de muy alta nitidez.
Hace 10 años, por medio de esta técnica observó un centenar de estrellas jóvenes para saber de manera ultra precisa cómo es que se mueven en la bóveda y determinar a qué distancia se encuentran, y eso es muy importante porque sin precisar su distancia, no se puede establecer nada, no se puede saber su luminosidad, su masa, su edad, porque todos los parámetros importantes se derivan de la distancia.
Sobre su experiencia al colaborar en el EHT, Loinard dijo que si nuestros ojos tuvieran tanta nitidez como la de este telescopio podríamos ver átomos individuales en nuestro dedo.
Enseguida, explicó que los modelos teóricos describen lo que alrededor de un agujero negro el material que gira es turbulento, lo que implicaría que si se hace una imagen, y repite un año después, se reflejarían algunas diferencias, las observaciones realizadas por el EHT entre 2017 y 2018 confirman estos modelos teóricos.
Dijo que tras las observaciones realizadas en los pasados años, el propósito hacia el futuro es agregar una docena de telescopios a los que ya integran el EHT, para conformar lo que será el Telescopio del Horizonte de Eventos de Siguiente Generación (ngEHT), para más que imágenes, se obtengan películas de agujeros negros.
Loinard señaló que el liderazgo de la creación del ngEHT lo tiene la Universidad de Harvard, y la razón de esta invitación a que pase un año académico como profesor invitado es justo trabajar en ese proyecto, porque uno de esos 12 telescopios que queremos incorporar estará localizado en Baja California en el observatorio astrológico nacional que está cerca de Ensenada, en San Pedro Mártir.
Se estima que en una primera etapa, para 2027 estarán cuatro, el de México, Chile, Islas Canarias y Estados Unidos. Esperan que para 2028 esté lista al menos la mitad, y con ello tener las primeras películas de los agujeros negros.
Sobre los alcances de este trabajo el científico dijo que además de tener un mejor conocimiento del universo que habitamos, no hay que olvidar que toda ciencia básica de hoy, es ciencia aplicada de mañana.
Como ejemplo mencionó la teoría de la relatividad de Einstein que se pone a prueba con la observación de los agujeros negros, la utilizamos todos los días sin darnos cuenta, porque los geolocalizadores de nuestros celulares utilizan triangulación con varios satélites que están orbitando la Tierra, y atienden este principio, que establece que el tiempo transcurre de manera distinta en los satélites que en la superficie de la Tierra, y si esto no se tomara en cuenta, los GPS nos darían posiciones equivocadas.
Otro ejemplo es la mecánica cuántica que describe el universo a nivel microscópico, cuando surgió en los años 20, no tenía ninguna aplicación visible, pero hoy en día cada uno de nosotros tenemos en casa 10 aparatos que utilizan esa teoría, porque los transistores son la base de toda la electrónica moderna, se basa en microelectrónica, que funcionan bajos los principios de esa teoría.