Ciudad de México. La sequía abrasa a los estados que el último año registraron los mayores niveles de actividad económica enfocada al sector primario y prácticamente se duplicó en territorios donde las industrias habían tenido el mejor desempeño en la mayor parte de 2023. Estas modificaciones en las pautas climáticas y la falta de inversiones para mitigar la escasez del líquido y hacer sostenibles los sectores productivos representan riesgos financieros tanto públicos como privados.
Colima, Yucatán, San Luis Potosí, Veracruz y Aguascalientes lideraban los indicadores de actividad primaria en el país hasta los primeros nueve meses del año pasado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En esas entidades la sequía –desde moderada hasta excepcional– pasó de cubrir 145 a 253 municipios a lo largo de un año, exhibe el Monitor de Sequía de México.
Algo similar sucedió en las entidades que reflejaron los mayores volúmenes de actividad industrial. De acuerdo con lo reportado por Inegi, Quintana Roo, Tabasco, Oaxaca, Chihuahua y Sonora encabezaban los indicadores del sector secundario en los primeros nueve meses del año y en esas demarcaciones la sequía pasó de azotar 156 municipios a 450.
Estrés hídrico
El Monitor de Sequía de México exhibe que no sólo se extendieron los focos rojos por la falta de agua, sino que se intensificaron. Hasta el 31 de marzo del año pasado en estas entidades no había registro de municipios con un grado de sequía extrema ni excepcional, pero a la misma fecha de 2024, un total de 243 demarcaciones contaban con ese tipo de alerta.
El sector agropecuario es el principal consumidor de agua en el país, ocupa 76 por ciento del líquido disponible. Le siguen, con 14 por ciento, concesiones para consumo doméstico, para el sector secundario y para los usuarios conectados a dichas redes; y, por último, la industria autoabastecida y las centrales termoeléctricas representan alrededor de 5 por ciento cada uno, consigna un informe de HR.
Datos compilados de Aquastat muestran que entre 2010 y 2017 el estrés hídrico en México promedió 31.3 por ciento, pero a partir de 2018 se disparó a 44.5 por ciento. El que el acceso al agua sea cada vez más escaso tendría un impacto financiero relevante en las industrias que hacen un uso intensivo de ella, como el agrícola. De ahí que se necesita transitar hacia una agricultura sostenible, explicó en entrevista Luisa Adame, directora de HR Sustainable Impact.
Menos agua, más gente
Una análisis realizado por HR para la primera quincena de marzo, exhibe que hasta esa fecha las cinco entidades con mayor proporción de sequía extrema y excepcional fueron Querétaro (100 por ciento), Chihuahua (94), Sinaloa (77.8), San Luis Potosí (77.6) y Sonora (75 por ciento). Incluso a nivel nacional sólo 396 municipios de los 2 mil 430 analizados se encontraron sin sequía.
México está cerca de contar sólo con la mitad del agua disponible para satisfacer todas las necesidades de una población en crecimiento, enfatizó HR. En entrevista, Adame explicó que se debe a un cúmulo de causas, el crecimiento demográfico, la urbanización, el cambio climático, el uso agrícola, la contaminación del agua, la sobreexplotación de acuíferos y deficiencias en la gestión del agua.
Si bien la la sequía dificulta llevar a cabo negocios en sectores intensivos en agua, incrementando el costo de capital o el rendimiento esperado por los inversionistas al percibir más riesgo, también hay un costo público en suministro emergente a través de pipas y la generación de infraestructura para solucionar el abastecimiento, escribió para una publicación del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, Hugo Briseño Ramírez, secretario de Investigación en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana Guadalajara.