El interés de los pueblos de Mesoamérica por la observación de la bóveda celeste quedó plasmado en códices, inscripciones en edificios y en esculturas. Zapotecos, mexicas y mayas representaron en esas piezas a Venus, la Luna, el Sol, un cielo estrellado y los eclipses.
Durante la plática Los eclipses en la época prehispánica en Mesoamérica, que ofreció el astrofísico Jesús Galindo Trejo, organizada por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se presentaron imágenes que muestran cómo las culturas originarias representaban a los astros.
Galindo Trejo, doctor en astrofísica teórica por la Universidad Ruhr de Bochum, Alemania, mostró el Códice Telleriano-Remesis, que corresponde a 1531. En él se observa un disco solar, con una parte oscurecida, en un fondo estrellado y de donde salen volutas de humo.
Esta imagen la he elegido porque proviene de uno de los códices más llamativos, el cual reporta situaciones históricas desde antes de la Conquista y a lo largo de ese periodo. En ese año ocurrió un eclipse de Sol y luego apareció el cometa Halley.
Después mostró una imagen del Códice Mendoza. Señaló que los dibujos fueron hechos por los tlacuilos, pintores mexicas. Dentro de la estampa se aprecia un diseño semicircular oscurecido y con múltiples ojos, lo que representa la noche. Más abajo se ve un sacerdote, sentado, con una túnica blanca, observando a esos globos oculares, los cuales con párpado rojo y doble círculo concéntrico, en el centro de México son la representación de una estrella.
Asimismo, mostró un detalle del Códice Madrid, en el que aparece un observador maya del cielo; se trata de un personaje oscurecido, rodeado de ojos. Lo interesante es que los epigrafistas han identificado unos rectángulos en la parte baja, que indicarían que la escena sucede en el cielo, porque tienen representaciones del día, del cielo, de la noche y de la Luna, sostuvo.
Otra imagen del Códice Telleriano-Remesis que el investigador presentó data del siglo XVI y muestra a Tonatiuh (dios del Sol) junto a la frase: todas las cosas dicen que las produce el Sol.
Destacó también una imagen del Códice Borgia, originario de Cholula, en el que se observa a una deidad oscura, con ojos estelares en el cuerpo, mientras en manos, pies y rodillas aparecen discos solares atacados por otras deidades, lo que indica cómo se designa un eclipse de Sol o de Luna.
El especialista expuso el jeroglífico de una banqueta, de la ciudad maya de Copán, en el que se ve un hombre de perfil, abrazando a un conejo y junto a ellos el glifo de la Luna.
El también físico matemático por el Instituto Politécnico Nacional proyectó una serie de imágenes de los códices Borbónico y Madrid, que representaban la creación del calendario mesoamericano, ya que el tiempo es un elemento que estaba asociado con la observación de los astros para los pueblos de esa región.
De la zona zapoteca, el investigador citó un detalle del Códice Nutall, de Oaxaca, en el que está representado un cielo estrellado, un disco solar y flujo del mismo color del Sol, y para que uno vea algo que sale del astro, sólo es posible en un eclipse total solar.
El investigador habló sobre las crónicas de Fray Bernardino de Sahagún, las que se refería a los eclipses del Sol y la Luna, así como de escritos en maya yucateco que abordan este fenómeno natural, o la crónica de un eclipse en 1611, que forma parte del acervo del INAH.
Galindo Trejo concluyó que “para cualquier astrónomo, los eclipses son de gran interés, pero está claro que para estudiarlos no basta la parte cuantitativa –la astronomía–; se hace necesaria la parte que complementa: la cultura, expresada en murales, códices y representaciones de los pueblos mesoamericanos”.