Ronel Blanco entró en los libros de historia de las Grandes Ligas. En apenas su octava apertura, el derecho dominicano de 30 años logró un juego sin hit ni carrera en la victoria de los Astros de Houston 10-0 sobre los Azulejos de Toronto.
Fueron en total 105 pitcheos, siete ponches y dos bases por bola. Una noche magistral para un jugador que en 2016 dejó la agencia libre en busca de sus sueños en el beisbol profesional.
Hace tan sólo unos días, Blanco lanzó subió a la loma en el cierre del Spring Training con los Astros. A las pocas horas vio el nacimiento de su primer hijo y recibió de la mano del mánager Joe Espada la promesa de que iba a estar en la rotación.
Poco tiempo después, rodeado de una multitud en el Minute Maid Park, el dominicano dirigió la mirada al cielo en la novena entrada al convertirse en el décimo representante de su país en lograr una gesta de tal tamaño y el número 17 en la historia de los Astros.