Ciudad de México. Al subir al vehículo -la entrevista se da en el trayecto de la Ciudad de México a Tula, Hidalgo- lo primero que Claudia Sheinbaum dice es “chin, se me olvidó la bolsita de maquillaje”. Enseguida, se cambia los zapatos, por unos más cómodos y se dispone a conversar mientras se dirige a otro mitin de campaña, en la vertiginosa recta final de la elección.
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Una vez que se agarra camino, es casi obligado preguntarle si sus recorridos han cambiado su manera de mirar el país (aquí se presentan extractos de la charla, cuya versión extensa se puede leer en el sitio www.jornada.com.mx):
“Yo conocía México, pero no como lo estoy conociendo ahora. De verdad es sorprendente el cariño de la gente al presidente y a la 4T. De veras, este indicador que salió hace unos días, del Inegi, de que la gente está contenta, sí, con todo y las dificultades. Con sus excepciones, pero en la gran mayoría de las mexicanas y los mexicanos hay una aprobación muy grande de la transformación. Lo ves en las encuestas, pero es muy distinto que la gente te lo esté diciendo y diciendo. No es sólo en los mítines, porque es obvio que van porque te apoyan, si no en el restaurante, en la gasolinera, en cualquier lugar donde te paras. Sí es un cambio de la manera de sentir del pueblo de México”.
En los últimos días, la candidata de Morena y aliados ha concedido entrevistas a personajes de los medios que no son bien vistos en Palacio Nacional. Con ese tour en mente se le comenta una versión que hace meses corre entre dirigentes de Morena: el presidente se va a “radicalizar” para que la candidata aparezca como “la que se corre al centro”.
Antes de que termine la pregunta, Sheinbaum responde con una risa y luego dice: “A mí, como candidata, me corresponde ir a donde me están invitando. No puedo ir a todas porque priorizo las giras”.
Sigue: “Son etapas distintas. Coincido con el presidente, digamos en la parte fundamental, en la esencia del movimiento que representamos, y a veces buscan que me deslinde. ¿Cómo me voy a deslindar si estoy de acuerdo?
-¿De acuerdo en lo general con sello propio?
-Tengo mi estilo y hay cosas también en las que no estoy de acuerdo. Cada uno tiene su estilo personal, pero venimos luchando en el mismo movimiento durante 23 años. Como les decía el otro día: ¿pues qué quieren, que diga “por el bien de todos, primero los ricos”? Pues no, no lo voy a decir.
-Ha surgido también una legión de buscadores de “la verdadera Claudia”.
-¡Ah, sí! ¡Las cuatro Claudias, las tres Claudias! ¡La Claudia calca! Se dice mucho eso: “es que López Obrador le dice qué decir, qué no decir y cuando llegue al gobierno, ella no va a gobernar”. A mí me da risa. Ni me voy a poner a andarles aclarando, es ridículo, absolutamente.
En el pasado, sigue la candidata, se criticaba que cada nuevo presidente cambiara totalmente el Plan Nacional de Desarrollo porque no había continuidad en los proyectos. “Y ahora la queja es porque va a haber continuidad”.
-Se hablaba también de los congresos divididos como un mal, y al parecer ahora la tragedia es que se busque una mayoría.
-Tal cual, esa está buena.
-En un principio, ¿cómo viste las propuestas que presentó el presidente el 5 de febrero? ¿Como un legado, como una hoja de ruta?
-En una elección, la gente tiene que saber por qué está luchando. Como en 1988 que fue la rebelión en las urnas, y lo mismo fue en el 2018: la gente debe tener un motivo para ir a votar. Hay que articular en propuestas claras la transformación y las propuestas son eso, ir avanzando hacia derechos que le quitaron al pueblo durante el neoliberalismo y por otro lado, seguir avanzando en la democracia. Entonces, son propuestas para activar a la gente.
-Para poner un horizonte de lucha.
- Y las razones ganar el plan C.
-Has planteado que la Guardia Nacional debe estar adscrita a la Sedena. Fuera de eso, ¿militares en más áreas de las que están ahora?
-Hay que llegar al gobierno a evaluar todo eso, ver dónde ha funcionado, qué ha funcionado, cómo ha funcionado.
“La política no la hacen santos”
-Imaginemos 2025. Sheinbaum es presidenta y tiene una prioridad legislativa que se atora en el Senado con Marcelo Ebrad o Adán Augusto López.
-Eso no va a ocurrir. Aunque pueda haber algunas diferencias, hay coincidencia en lo principal. Eso no va a pasar.
-¿Qué aportan personajes como Eruviel Ávila o Alejandro Murat?
-Hay una parte muy recomendable en el libro del presidente, cuando habla de su etapa de dirigente del PRD e invitan a Ricardo Monreal a ser candidato. Por primera vez, un partido de izquierda gana una gubernatura. Habla ahí de la importancia de abrirse, de no cerrarse y decir “nosotros los puros”. Además, eso de la pureza, pues hay que ver.
“Hay una cosa más importante ahora y es que el gobierno del presidente López Obrador prácticamente desapareció al PRI. Hay un grupo de priístas que se queda y decide tener como candidata a una persona del PAN y ceden a la agenda del panismo. Y legítimamente hay priístas que no están de acuerdo con eso, que dicen ‘eso ya no me representa’. O sea, a Eruviel ya no lo representa, a un Murat ya no lo representa, a otros que dicen ‘ya no me siento representado ahí; es más, me siento más representado con la 4T, con lo que enarbola, con lo que quiere para México’. Es un momento de definiciones, estás de un lado o del otro, porque no hay intermedios en una elección”.
-No es gran riesgo subir al barco ganador.
-Hay que alejarse un poquito para ver históricamente el momento que estamos viviendo, de cambio de régimen. Hay una configuración y una correlación de fuerzas distinta, y ahí hay rupturas en las que deciden estar de un lado o estar del otro y tenemos que visualizar eso.
“Sin perder tus principios, sabiendo que no por eso ahora vas a decir que no importa que haya corrupción, ¿verdad? No. Si cuando esas personas se acercan, tú que les dices “no, porque ya estás marcado”… entonces Morena no existiría, porque Morena se fue construyendo con una alianza muy plural, en donde hay personas que militaron en el PRI, en el PAN, personas que veníamos de los movimientos sociales, otros que militaron históricamente en la izquierda, pero que finalmente acordamos construir un instrumento que lleve a México por un rumbo distinto. Y esa ruptura que se ha logrado ahora, que sí es un cambio de régimen, se materializa también en esta nueva constitución de bloques históricos distintos”.
-Has usado la expresión de Heberto Castillo: “no importa de dónde venimos sino a dónde vamos”. Pero él la dirigió al ingeniero Cárdenas.
-Sí, pero también a la gente hay que darle la oportunidad de ver si cambia.
-¿El problema es la falta de cuadros de Morena?
-El asunto es que se está constituyendo una alianza para ganar las dos terceras partes. No es que ellos vayan a encabezar la presidencia de la República, no es que ellos vayan a determinar la agenda…
-¿No podrían llegar a conformar grupos que después, en el Congreso, digan “esto no pasa”?
-No necesariamente. Esta cosa de la pureza, de que nada más los puros podemos participar en política y quién define la pureza también. Hay unos puros que la verdad son los que primero traicionan. El movimiento y todos debemos entender que estamos viviendo un momento histórico en el que hubo una ruptura. Y hay personas que han hecho política desde hace mucho tiempo, que toman la decisión de salirse de allá. La política la hacemos hombres y mujeres, no la hacen santos.
-En Chihuahua, por ejemplo, cinco de nueve candidatos a diputados vienen de PRI y PAN, dos de los aliados.
-Bueno, nosotros decidimos por encuestas. Queremos ganar elecciones. Decide el pueblo. Porque la pregunta es: ¿tú quieres que esta persona sea candidato de Morena? Pensar que el pueblo no está informado y que el pueblo malamente decide por los que no son puros, pues no hay un reconocimiento de lo que piensa la gente.
-Hay personajes que intrigan, por ejemplo Hannah de la Madrid, ¿qué aporta?
-Pues fíjate que ganó la encuesta. Morena nunca ha ganado Coyoacán. Es como cuando dices, Monreal fue el primer triunfo del PRD en una gubernatura; el segundo fue Sánchez Anaya, y el tercero fue Cota y el cuarto, no sé, otro priísta. Nos cambió la perspectiva: “¡Ah, sí podemos ganar elecciones!”, no nomás estamos aquí de manera nominativa.
Otra manera de decir “primero los pobres”
-Hablas de “prosperidad compartida”, una fórmula que lo mismo usan los chinos que el Fondo Monetario Internacional.
-En realidad es un término que salió de Naciones Unidas, de los objetivos de desarrollo sustentable. Es decir, de una manera distinta, “por el bien de todos, primero los pobres”. Y es bonito, no puede haber prosperidad si no se comparte. Distribución de la riqueza, disminución de las desigualdades, un término que involucra todo.
Sheinbaum comenzó a emplear esa expresión en reuniones con empresarios, como una manera de “darle la vuelta” a la frase del presidente, para usar otra que sus interlocutores usaran o hubiesen leído en otro lado.
-Les explico lo que hicimos en la ciudad y la visión del país y al final les digo: “Si se fijan, es lo mismo que ‘por el bien de todos, primero los pobres’”.
-Esa frase les suena mucho a López Obrador.
-Sí, no a todos, pero algunos ponen ahí una barrera. Por eso dije: vamos a ponérselos con otras palabras.
Que no nos agarren de piñata en las campañas de EU
-Escribí un perfil tuyo para una publicación estadunidense. Los editores pidieron un par de cosas. Una obvia: cómo será la relación con Estados Unidos con Sheinbaum en la presidencia. Y la otra: cómo será su relación con movimientos sociales.
-Tiene que ser de respeto sin subordinación. Estamos integrados comercialmente con EU. Ahora sí que como le hizo el presidente López Obrador con (Joe) Biden y (Donald) Trump. Tienes diálogo, ves cómo ayudas a resolver problemas conjuntos. Pero no puede ser nunca de subordinación, y al mismo tiempo siempre debe ser pensando en los intereses de México.
-Que no nos agarren de piñata en su contienda electoral.
-La van a usar. Y nos corresponde decir que no lo estén usando de piñata. Tienen demasiados problemas como para utilizar a México de pretexto para sus plataformas electorales. El tema del fentanilo, no como trasiego de drogas sino como problema de salud pública y otros muchos temas, económicos, de desigualdad, de falta de trabajadoras y trabajadores. Vamos a seguir insistiendo, sin tener conflicto, pero siempre defendiendo a México.
-¿Igual republicanos que demócratas?
-También los demócratas, con una ley y esto de que si se van a cerrar la frontera. Siempre digo: que elija el pueblo de EU, no nos corresponde a nosotros. Siempre vamos a defender a los mexicanos y mexicanas que están allá; siempre una relación cordial y de respeto, pero que no nos agarren de su pretexto.
-¿Continuarías en la ruta legal contra los fabricantes de armas?
-Sí, es un tema importantísimo. Hay que hacerlo porque una parte importante de las armas viene de EU.
-Quizá en algunos sectores de EU te miren como la mujer de izquierda, judía que no practica la religión, candidata de un “populista”, “de seguro no quiere a EU”. Pero tú incluso viviste allá.
-Sí, viví cuatro años allá, y claro que te cambia la perspectiva, pero creo que hay que ser responsables, estamos por la presidencia de la República. Lo que sí cambió fue la visión de las mexicanas y mexicanos allá, porque una cosa es leerlo y otra cosa es vivirlo con tus amigos, amigas que haces allá. Por ejemplo, una de mis mejores amigas allá, con quien todavía tengo comunicación.
-La michoacana de Aguililla.
-Alma González, sí. A través de ella, conocí a muchas personas, entonces eso te cambia la perspectiva. Claro, California, es un estado muy progresista. Pero no… la relación con EU tiene que ser una relación de respeto sin subordinación.
Apoyos directos, no a través de organizaciones
-¿Y la relación con los movimientos sociales?
-Siempre de respeto. Siempre he dicho que cuando hay un movimiento legítimo, porque a veces también hay los que quieren defender intereses, organizaciones que recibían mucho dinero. Al principio del gobierno del presidente López Obrador pues se manifestaban mucho porque querían seguir recibiendo el mismo dinero. Ahí no hay un interés legítimo.
“El gobierno tiene que dedicar los recursos públicos de manera directa a la gente. Las organizaciones sociales no tienen por qué depender del recurso del gobierno, si no, se vuelven dependientes. Ahí tienes a Antorcha Campesina que cada año negociaban no sé cuántos miles de millones de pesos para que no hicieran marchas”.
-Pero hay organizaciones decentes, por así decirlo, y la queja es que se hizo tabla rasa.
-Los programas sociales son para distribuirlos de manera directa a la gente. Si hay una propuesta particular, pues se revisaría. Planteamos, por ejemplo, fortalecer los apoyos al campo a través de diversos mecanismos. No sólo los precios de garantía que ya existen, y el fertilizante, sino también hay que recuperar el financiamiento para el campo. No como existía antes, pero sí recuperarlo tanto para agricultores como para acuacultura. Tiene que haber un esquema de financiamiento y algo que permita sustituir este tema de coberturas que era terrible porque se daban coberturas a los grandes agricultores. Hoy, con la sequía sí hay muchos problemas. Entonces, estamos trabajando en diversos programas, pero esos hay que darlos directos, no a través de organizaciones.
-Hay, sin embargo, una relación histórica de la izquierda con los movimientos sociales.
-Creo que gobierno es gobierno y movimientos sociales son movimientos sociales. Y evidentemente cuando hay demandas pues hay que atenderlas. Hay que ver cuáles son esas demandas y siempre acercarse con diálogo. Sobre todo, cuando hay movilizaciones, pues hay que ver cuál es la demanda real y qué tan importante y legítima es, y cuándo no. Se da uno cuenta, eso es algo que, si vienes de un movimiento social, lo sabes.
“Por ejemplo, las organizaciones de vivienda en la ciudad, pues algunas querían seguir sostenido los negocios que tenían previamente. Y les dijimos: ‘A ver, vivienda bajo la norma que está establecida en el Instituto de Vivienda’, pero no en los esquemas previos de mucha corrupción, la verdad. Por eso digo, atender. Y en la medida en que se van resolviendo los problemas, pues disminuye el movimiento social.
-¿Y cuando hay causas más profundas?
-Pues como siempre, se hace una mesa de trabajo y se ve el tema y se busca la resolución.
Ayotzinapa y los desaparecidos
-¿Qué hacer frente a la tragedia de los desaparecidos?
-Hay que atender. En el tema de desaparecidos hubo una parte que se quiso usar políticamente contra el presidente y contra la 4T, pero hay otros que, en efecto, tienen familiares desaparecidos y hay que atenderlos a través de la Comisión de Víctimas. Es un tema muy complejo porque hay que ver la parte preventiva, para evitar que haya desaparecidos, y luego la parte de atender a las familias, que es indispensable.
-El emblema de ese tema es Ayotzinapa, un “expediente abierto”.
-Bueno, queda abierto en el sentido de dónde están los jóvenes, se ha planteado incluso…
-Desde el principio se dijo “verdad y justicia”. No sabemos toda la verdad.
-El último documento que se publicó, cuando todavía estaba Alejandro Encinas… nunca se había hecho eso. Ahí vienen todas las hipótesis, son tres hipótesis y las tres tienen todas las pruebas de hacia dónde va: si había droga en los camiones; el tema de las policías municipales involucradas; y el conflicto entre los grupos criminales y el vínculo con las policías municipales. Y el otro, pues el propio presidente municipal. Se hizo mucho trabajo…
-Que luego se topó con la pared militar.
-Pues no necesariamente, creo que también con las pruebas. Había personas culpables detenidas, después se les liberó por tortura o presunta tortura. Después otra vez los detuvieron, algunos de ellos fueron testigos protegidos. Había una primera versión, luego cambiaron a una segunda. El propio presidente se ha reunido con los padres, no se ha rehuido. Creo que lo importante aquí es que ni el presidente ni en su momento Encinas rehuyeron del tema. Se abrió, se estuvo platicando con ellos, se les informaba de las pruebas. Está el procurador general detenido, hay militares detenidos, a algunos de ellos los liberaron malamente…
-Y también 800 folios que el Ejército no quiere entregar…
- La verdad esa parte no la sé, porque el presidente ha dicho claramente que el Ejército ha entregado todo. No tengo tanta información. Lo que sé es lo que está público, lo que ha dicho el presidente en las mañaneras, lo que fue el informe que leí completo…
-La entrega de esa información es el punto en el cual insisten los padres y madres.
-Pero el presidente ha dicho que no es cierto. Entonces no tienes por qué tomarlo como cierto. Pero finalmente se hizo un esfuerzo muy grande que no se había hecho antes, de abrir, abrir, abrir, y enseñar a los padres y a la sociedad. Y justicia, porque se ha hecho justicia, finalmente el autor de la famosa verdad histórica está detenido.
-En el proyecto de los 100 puntos está enlistado que continuará el apoyo a los mecanismos de búsqueda, en tanto los colectivos de víctimas afirman que se están desmantelando.
-No, no se está desmantelando. Te puedo poner el ejemplo de la CDMX, en la CDMX se decía que había 25 mil desaparecidos. Si tú recuerdas, en la dictadura de Argentina desaparecieron 30 mil personas. Cuando me decía la Comisión de Búsqueda federal que había 25 mil en la ciudad, yo decía tendría un movimiento social de enorme magnitud. Recibí a muchos colectivos de familiares. En algunos casos se pudo encontrar a las personas, en otros no. Se les ayudó en la Comisión de Víctimas y hasta donde se pudo la Fiscalía les dio seguimiento. Algunos de ellos siguen, porque es dolorosísimo que no se encuentre un familiar ni se sepa exactamente qué fue lo que ocurrió.
En este punto, Sheinbaum ofrece una explicación sobre el trabajo que se hizo, en el gobierno de la Ciudad de México, para buscar a las personas desaparecidas, primero a través de bases de datos, que incluyeron el padrón de vacunación del COVID. Luego, mediante la búsqueda directa y la revisión de casos en los que ni siquiera existía carpeta de investigación. “Entonces claro, vas disminuyendo y llegamos, si no mal recuero a cerca de 500 o algo así. Son muchos, sí son muchos y hay que investigarlos todos, pero no son 25 mil”.
Entre las tareas pendientes está, afirma, “un trabajo muy grande” para unificar registros federales y estatales, una tarea que enfrenta retrasos porque en algunos casos los registros no están digitalizados y no hay comunicación entre instituciones ni bancos de ADN de personas fallecidas no identificadas.
“Tenemos que ir avanzando hacia tener bases de datos comunes y al mismo tiempo seguir buscando a las personas desaparecidas y, por otro lado, atender a las víctimas o a los familiares de las víctimas”.
Soberanía alimentaria y energética
-Se habla de soberanía alimentaria y energética, pero seguimos importando combustibles y granos.
-Seguimos importando. El año pasado más, particularmente por la sequía. Con la globalización y el neoliberalismo se da esta idea de que no importa que tú lo produzcas, hay que comprarlo ahí donde se produce y cuesta más barato. Se perdía toda la esencia de nación, de país, de soberanía y todo se traducía en la rentabilidad económica o el precio más barato de un bien o de un servicio.
“Con la pandemia, eso cambió mucho a nivel internacional. Siempre defendimos que está bien que haya libre comercio, pero hay sectores estratégicos que deben garantizar la soberanía nacional. Y en todos los países del mundo es lo mismo; EU quiere garantizar su sector energético y alimentario, China igual. Claro, EU lo hace también con guerras en el Medio Oriente, pero finalmente lo que buscan es garantizar su soberanía en términos de su consumo. Nosotros, no obviamente bajo ese esquema, pero la soberanía tiene que ser un eje fundamental del desarrollo del país.
Los científicos se aislaron
-Se enfila a la presidencia una mujer científica. ¿Cómo te ven en las giras en esa doble condición?
-Es chistoso, porque al mismo tiempo que me dicen “¡doctora, doctora!”, -algunos me dicen Claudia- hay mucha cercanía. No hay una cuestión de que por ser científica o tener un grado académico, haya distancia. Hay mucha cercanía y reconocimiento.
-Y ya que hablamos de la científica, ¿qué hacer en materia de ciencia y tecnología?
-Son varios temas. Hay que apoyar más a la ciencia y vincular, en la medida de lo posible, a las universidades, a los grupos que hacen ciencia, innovación, al gobierno. También a los sectores productivos sí, pero al gobierno principalmente, porque sí creo que la academia tiene que aportar para la construcción de las políticas públicas.
“Ahí está la pandemia, un caso. Fueron muy pocos los grupos académicos en que estuvieron vinculados con la pandemia, haciendo investigación, ayudando a resolver algunas problemáticas. Como que más bien se aislaron los propios científicos a seguir haciendo sus tareas.
“Y luego la otra, el Sistema Nacional de Investigadores, los estímulos… Claro que eso no lo puedes cambiar, tienes que hacerlo con ellos, porque finalmente son decisiones colegiadas. Pero el SNI y los estímulos individualizaron mucho la carrera académica, porque pusieron a competir entre todos por el número de publicaciones, etcétera. Y hay pocas disciplinas donde lo colectivo todavía prevalece, quizá entre los médicos por su propia condición de atender a las personas, y de investigación. Creo que eso tiene que cambiar. Los grupos de trabajo siempre te van a dar más que la investigación individual o el aislamiento de los grupos de investigación dedicados a la competencia con otros”.
La chicharrita fiscal y el magisterio
-Siempre que un aspirante progresista se acerca al poder suena una chicharrita que dice “reforma fiscal”.
-Yo creo que todavía hay un espacio (con el actual modelo fiscal).
-Y también una realidad política que enfrentar.
-Peña Nieto hizo cambios muy importantes en las tasas y la consolidación fiscal. De hecho, por eso le quitaron muchos el apoyo.
“Tenemos que ver que todavía hay factureras, pues quitaron que la evasión fiscal fuera delito grave. Pero aún hay margen ahí y lugares donde todavía hay que avanzar para erradicar la corrupción.
-En el Zócalo planteaste atender la demanda magisterial de un cambio en la unidad encargada del control de plazas (USICAMM).
-Hay temas que tienen que ver con movilidad de los profesores. Por eso yo puse ahí, siempre y cuando no haya conflicto de interés ni corrupción. Porque eso de que el sindicato regrese a definir las plazas, pues eso no. Pero hay cosas, por ejemplo, que te piden los maestros, por ejemplo, movilidad, horarios. Si te fijas, cuando tú gritas con los maestros “y se echó para atrás la reforma educativa”, no aplauden. Hay que sentarse a ver. Yo les prometí que lo iba a revisar, nunca les prometí que lo iba a cambiar, y algunas cosas… Y ahí van juntos la CNTE y el SNTE, los dos piden cambiar”.
Claudia por Claudia
-¿Qué no hiciste como mamá que quisieras hacer como abuela?
-Bueno, a Rodrigo lo conocí a los casi cuatro años y bueno convivimos siempre como mi hijo. Con Mariana, yo tenía 26 años, a los cuatro meses entró a la guardería, yo trabajaba y hacía otras cosas. A lo mejor siempre me quedó el gusanito de poderles dedicar más tiempo. Entonces la verdad que me encantaría poderle dedicar más tiempo a Pablito.
-Dice Nicolás Mollinedo que al presidente no le gusta que sus colaboradores le digan que no. ¿A ti?
-No es cierto que al presidente no le gusta, digo hay que ver cuándo, cómo y todo… Pero no es cierto que al presidente no le puedas decir “no estoy de acuerdo con esto”. En mi caso, ya te lo he contado, pues tú me has entrevistado demasiadas veces: lo que a mí no me gusta es la persona floja, eso sí me enoja mucho. Pero no, sí acepto que me digan que no están de acuerdo; hay que ver dónde, cómo y cuándo.
-¿De dónde te viene la disciplina? ¿De tu mamá, del ballet?
-Fue el baile, el deporte también. Y yo creo que el maestro Pepe (José de Tapia, el educador que fundó la escuela donde ella cursó los primeros grados),
con aquello de la responsabilidad, también nos inculcó mucho el tema de la disciplina.
-Cuando estás a solas, ¿qué te hace sonreír o llorar?
A diferencia del resto de las preguntas, que Claudia Sheinbaum responde como ametralladora, aquí hay una pausa.
Finalmente responde: “A ver, cuando estoy sola leo mucho. Increíblemente me gustan los libros de tragedias personales, no sé por qué, como intimistas.
Pide su teléfono. Elige uno, porque, dice resignada “ahora tengo tres”. Abre uno de los aparatos y muestra las portadas de los últimos libros que ha leído.
Está en la lista el más reciente de López Obrador, pero no es el que quiere mostrar. Señala en cambio la portada de El viento conoce mi nombre, de Isabel Allende. “Son historias bien difíciles, de niños, un niño de la Segunda Guerra Mundial, dos salvadoreñas que llegan a EU con la guerra, historias que se van entrelazando y que te hacen llorar.
Señala otra portada: La buena suerte, de Rosa Montero. “También es una historia tragiquísima. Me gusta eso, no sé por qué”.
Del libro del presidente dice: “Muchas de las cosas que vienen ahí, uno las vivió y cuando las lees vas recordando y hay momentos que son difíciles, y otros que son unas reflexiones profundas”.
-¿Las de Allende y Montero son historias que te sacuden?
-Tal vez te hacen generar una empatía con el débil, tal vez es lo que al final te queda de esos libros.