LA COLUMNA DE RAFAEL GALINDO
Rafael Galindo Jaime
Alimentación para todos
Octubre 1 de 2023
“Si el campo no produce la ciudad no come”. Expresión que he escuchado una y otra vez, por auténticos líderes campesinos.
La producción de alimentos es una actividad esencial para cualquier país, por todo lo que ello implica: Trabajo e ingreso para el campesino y el empresario rural; dotación de alimentos para la población; aportación de materia prima para la agroindustria; producir para el autoconsumo; fomentar el comercio local; enriquecer nuestra gastronomía; justicia social para hombres y mujeres del campo y, como extensión, contar con la cacareada soberanía alimentaria.
Sin embargo, México tiene que comprar en el extranjero la mitad de los alimentos que consumimos los mexicanos. Entonces no hay soberanía alimentaria. Dependemos del abasto exterior, principalmente de los Estados Unidos de Norteamérica.
El territorio mexicano cuenta con mucho potencial y recursos naturales para incrementar drásticamente la producción de alimentos, pero requiere inversión y programas de mediano y largo plazo.
En la zonas rurales de nuestro país existen zonas de muy alta marginalidad en donde concurren la pobreza, falta de empleo, escaza educación y servicios y alimentación precaria. Luego entonces, no hay justicia social.
No existe una política de estado sistematizada en México en esta materia, como si la hay con nuestro principal socio comercial. Estados Unidos aprueba este 2023, su Plan Agrícola Quinquenal, que opera desde hace 60 años.
La gran mayoría de los campesinos no tienen acceso al beneficio del valor agregado de sus productos, esto es, el precio que adquieren con la industrialización y comercialización de los productos del campo. Por ejemplo, un kilo de maíz se le paga al productor a seis pesos y el kilo de tortillas el consumidor final le cuesta 20 pesos. El intermediario gana, el campesino pierde.
El Estado de Sonora, es y ha sido productor muy importante de alimentos, tan es así que los agricultores y ganaderos de Estado tienen el reconocimiento de muchos países del mundo a donde se exportan diversos productos agrícolas, pecuarios y pesqueros de primera calidad.
La alimentación es un derecho humano, declara la ONU y la FAO, pero aún hay ochocientos millones de personas en el mundo que no tienen acceso a una alimentación suficiente. Casi tres millones de niños mueren cada año en el mundo por causas que tienen que ver con la desnutrición. Así de grande el fracaso del humanitarismo global.
PROPUESTA: La producción de alimentos, su distribución y consumo debe declarase en México como asunto de seguridad nacional. Para ello se requiere un diseño estructural y amplios programas de políticas públicas encaminadas al aumento de la producción de alimentos y justicia social al campesinado del país.
Sin embargo el gobierno actual ha cancelado 28 programas de apoyo al campo. El mundo al revés.
A los funcionarios, políticos, gobernantes y representantes de partidos políticos, que tienen sobrada ración de alimentos en sus mesas, parece no importarles la condición en que viven millones de hambrientos.
En el caso de México sólo la mitad de la población tiene la seguridad de contar con sus alimentos a diario; la otra parte viven a la buena de Dios, en la incertidumbre, según se desprende de estudios de instituciones serias.
Siempre sucede, que si se pierde soberanía alimentaria, conlleva la pérdida de soberanía política.
Se necesita un gobierno que se ocupe, a la voz de ya, de este asunto vital, con hechos y no con trillados discursos.
Es cuánto.
Rafael Galindo Jaime
-Abogado
-Dirigente Campesino
-Ex diputado Federal
-Interesado en los temas de la producción rural